Queridas fans, disculpad mi ausencia estos días pero mi gira me ha tenido bastante ocupado. Para vuestra suerte, os traigo más fotitos interesantes.
El fin de semana pasado lo pasé en Ontario (Canadá). Allí pude disfrutar de una de las mayores maravillas de la naturaleza: las cataratas del Niágara. Con compañeros de la academia y de una escuela de Filadelfia, estuvimos alojados en un hotel a un par de kilómetros del río y toda la zona de fiestas y casinos. Esta zona se la recomiendo a todo el mundo.
Durante el día experimentas la sensación continúa de estar delante de algo que crees imposible y solo visible en el cine. Una lucha durante minutos entre la toma de conciencia de ese instante y la imagen inconscientemente asimilada durante años.
El sábado, echamos el día en Toronto. Una ciudad donde puedes comprobar el alcance del imperio británico. Pulcritud en las calles y construcciones que combinaban modernos edificios de oficinas al estilo de Manhattan y el estilo clásico de Londres. En las horas que pasé allí, recorrí Torontontero (si no escribo esto reviento) y, no teniendo mucho más que decir, me llevo la impresión de que la ciudad es un poco aburrida. Al final de la tarde volvimos a Ontario.
Por la noche en esta ciudad, igualmente, puedes alucinar con las cataratas. Esta vez iluminadas por varios gigantescos focos de colores que hacían que fuera imposible dejar de mirarlas. También puedes divertirte visitando museos, casinos, atracciones o discotecas gigantescas. No he conocido un sitio con tantísimas atracciones, museos y tiendas relacionadas con el cine de terror. Es increíble para quienes disfrutamos con este género: pasajes del terror, museos de personajes de películas o famosos asesinos en serie, tiendas de máscaras de perfecta imitación a las de muchísimos personajes y un Burger King con un monstruo de Frankenstein gigante encima del local.
Ya de vuelta de Canadá, el domingo, estuvimos en la parte de las cataratas correspondiente a EEUU. Y, entonces experimenté otra sensación impresionante: estar en barco en los pies de las cataratas. Puedes sentir en el estómago el estruendo del agua cayendo sobre gigantescas rocas. Un rugir constante de una bestia gigante. Un sonido único.
El resto del tiempo, como ocurre en cualquier rincón del mundo de los Yankis, he visto más cosas curiosas como las escaleras mecánicas de madera de Macy's. Os dejo algunas fotos de todo lo descrito para que me sigáis amando.
1. La catarata canadiense.
1. La catarata canadiense.
2. La calle de Dani (sabe que eso no es un problema para nuestra relación).
3. Una de las dos cataratas estadounidenses por la noche. Lo siento por la calidad de la foto pero entre que mi cámara no da para mucho en oscuridad y que en aquel punto no dejaba de llover por la nube que formaba el salto del agua...